El poder no sabe de valores ni moralejas
ni descanso quien ostenta zapatos de felonía.
Su entorno con descrédito ajeno lo pinta
y sobre sus sienes mora la vil fechoría.
Mal hace quien del verbo fabrica balas
y del doble ropaje perfuma de intriga.
A quién mal usa la santa palabra escrita
las espadas de la hoguera lo acarician.
Aquel santo quién así se auto proclama
no es mas que un hereje con egolatría.
Aunque bien parafrasea la escritura santa
sigue siendo tan rapaz como la mentira.
Dijo el único no hacer caso de la falsedad
ni hacer fervor de mentes retorcidas.
Los que caminan con la palabra como excusa
serán juzgados por servir al que domina.
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